El 19 de abril conseguí llegar al P.N. Pan de Azúcar. Para no perder la costumbre llegué de noche, pero sin mayores contratiempos. Aun así no me gusta, y es algo que pretendo evitar siempre, por lo que, cuando no lo consigo, lo asumo como un pequeño fracaso personal.
He pasado de largo Chañaral, solo paré a comprar unos tornillos en previsión de problemas en la otra alforja delantera, y llenar un poco el deposito, salió bien. Si otras veces que tengo más tiempo me lleva muchísimo tiempo encontrar los sitios, hoy casi fue parar y comprar. Di con el sitio casi a la primera, y pude continuar ruta.
Sin buscarlo he pasado por delante de “Don Julio”, curioso establecimiento este. En su promoción radiofónica tiene como desconcertante eslogan, “Don Julio, palabra de clérigo”…
¿Hay curas empresarios en Chile?
Tenía intención de conocer Pan de Azúcar lo primero por ser un Parque Nacional. y eso siempre es un aliciente que puede verse compensado adecuadamente, o no, pero había otro.
En La Serena había excusiones en barco para visitar la mayor colonia de pingüinos Humbolt del mundo, eso anunciaban. Era un viaje relativamente largo en embarcación hasta la zona fronteriza entre la región de Atacama y la de Coquimbo, La Serena
Me interesaba ir a ver a “los pajaritos del traje”, pero era caro, por lo menos era demasiada plata para mí en aquel momento.
Cuando visité el P. N. Llanos de Challe, Roberto, también conocido como Bam-Bam, guarda parque que antes estuvo en Pan de Azúcar, me informo de la posibilidad de ir a ver los pingüinos de la Isla Pan de Azúcar en lancha, con Manuel Carrasco.
Esa fue mi ocupación principal de hoy, 20 de abril de 2013, localizar a esa persona. Después de preguntar a varios parroquianos, y hallar la media comunicativa en la respuesta, llegue a la conclusión de que estaba en Santiago, aunque había delegado en otra persona.
La situación era la siguiente, movilizar la lancha contaba 60.000 pesos, 60 Lucas, unos 100 €, si se forma un grupo de 12 personas sale a 5 Lucas por
persona. El grupo no se formó, y os podéis imaginar que decisión tomé.
No pude ir a ver las aves de la isla, me conformé, y disfruté, con las de la costa. |
No obstante la estancia en el camping de dos noches, un día entero con propina nocturna, fue ampliamente enriquecedora.
El camping, a pesar de las limitaciones propias de una naturaleza extrema y hostil, fue lo suficientemente acogedor, a pesar del saltarín gusano habitante del agua, que vi en mi cazo cuando iba a beber agua del grifo. Un problema de no tener agua corriente, y tener que traerla en camiones, para luego estar almacenada en depósitos. Sistema este al que no se escapan ni los alrededores de Antofagasta. Por eso aconsejan no beberla, aunque sea potable, pues si pasa demasiado tiempo almacenada en el depósito se puede degradar. Hay que reconocer que para el gusanillo, rojo pasión, el agua no estaba demasiado mala, el bichito derrochaba vida por todos sus anillos, los saltos, contorsiones, contracciones y estiramientos así lo demuestra.
Las vistas desde la carpa podéis juzgarlas vosotros mismos.
Haber conocido al chico de la moto, y haber compartido unas cervezas con el, también fue otra situación enriquecedora. El es rumano, aunque residente en Reino Unido. No me conocía de nada, ni de decir hola. Se presentó a primera hora de la mañana a la puerta de mi carpa para decirme que iba a Chañaral, y que si quería que me trajera alguna cosa. Trajo la moto desde Europa en avión, y como a mi, también le dicen algunos que esta loco… ¡bendita locura!
Estuve acampado en este camping
Hoy 21 de abril he salido a la ruta de nuevo. Tenía decido hacerlo así, y así lo he hecho, aunque me di la ultima oportunidad de hacer la visita a los pingüinos. Caleta Pan de Azúcar me coge de camino, esta solo a unos 2 km al Norte de camping. No hubo manera, seguí ruta.
También me hubiera gustado, o incluso más, alquilar una piragua. Vi un cartel en la caleta de “Se arrienda kayak”, no hubo manera de localizar al arrendador.
Vi un cartel de “Se arriendan trajes de buzo”, esta era otra atractiva alternativa, tampoco apareció el arrendador. ¿Quién gana con esa tan latina costumbre de poner anuncios ofreciendo servicios que ya no se cumplen? ¿Por qué no los quitan cuando ya no ofertan el servicio? La respuesta es muy simple. Por que quien debería de quitarlos no es quien se perjudica.
En Mahón, donde vivo, cuando alguien vende o alquila algo lo inunda de carteles, cuando esta alquilado, vendido, o el concierto ya pasó, nadie quita los carteles.
Hoy he grabado varios vídeos, uno de ellos me salió caro. No quería entrar a la 5 otra vez, sino seguir por rutas menos transitadas, seguir “costeando”. Tenía que coger un cruce a la izquierda para ir a Esmeralda, y el único que vi a la izqda. fue el de la 5, solo hay una explicación. Cuando estaba grabando un vídeo hacia la derecha, y pedaleando, en ese momento apareció el cruce y lógicamente no lo vi, miraba para otro lado. Podéis verlo aquí.
No salió del todo mal. Acampé en un autentico “papal”, pero pude ducharme, cenar, y desayunar en el restaurante La Posada mi plato fetiche. Dos huevos fritos, con la yema blanda, para mojar el pan. Ese es mi lujo culinario, ni langosta, ni caviar, ni “na de na”, solo con eso mi “guata” rebosa felicidad.
Hasta les saqué punta a las estacas de la carpa en un esmeril que había por allí.
Vista de un "papal", si las patatas son papas, los patatales seran papales, ¡digo yo! La foto es al día siguiente. |
Lo único que he encontrado en Chile más económico que en España, de manera clara y generalizada, es comer en un restaurante. Como ejemplo un dato muy posteriori. Esta mañana, ya en junio, en Caspana, por desayunar 1 té, 2 huevos fritos, dos pancitos, mermelada y margarina a necesidad, no de esos envases de ¼ de ración, total 2.500 pesos, unos 4 euros escasos. Las cosas de Chile, un día después el mismo precio pero sin huevos, es que se terminaron, pero el precio sigue. ¿Es este otro caso de I.C.R.? Idiosincrasia Chilena Repetitiva.
Justo cuando me marchaba, vi un cartel en el bar del sindicato de camioneros, fue el último ingrediente para poner por escrito lo que me han hecho sentir esos sujetos. Les deje una nota junto a su propaganda sindical, antes les hice una foto, aquí las tenéis.
John Coltrane inunda de mística mi pequeña casita de tela. No hay mucha- micro-fauna voladora, lo cual hace que tenga abierta de par en par la puerta de mi casita, que casi ocupa totalmente la fachada. A unos 50 metros el mar, mientras escribo, a pesar de ser de noche, creo ver unos pescadores faenando. Desde la distancia parece que complacen sus caprichos con la luz.
He conseguido llegar aquí con los dos radios rotos como podéis ver en estos vídeos.
Vídeo 1
Vídeo 2
La bajada fue imposible mejorarla, 700 m. de desnivel en 30 Km. muy constantes hasta el mar. Pude avanzar rápido esos 30 Km., pero sobre todo sin forzar mucho la transmisión, y la rueda aguanto. No rompieron más. A ver si mañana puedo reparar.
Realmente esto es muy lindo, empiezo a entender a los enamorados del desierto. Es un paisaje carente de vida en apariencia, solo piedras, tierra y rocas, pero a pesar de no tener vida eso no le resta un ápice de belleza….
¡Esta muy rico!, y se lo que digo, lo he probado.
Al siguiente día no pude reparar la rueda en Cifuncho. Reconozco que como burro que soy, estoy doctorado en eso de tropezar dos veces en la misma piedra.
Pude haber reparado yo solo, conseguí una llave para tener mango para el extractor del piñón, y un tornillo de banco, pero…
¡Cometí otra vez el mismo error!
En vez darle en el sentido de aflojar, le di en el otro. La apreté de tal manera que fue imposible aflojarla.
Busque ayuda, y la encontré en unos medio bien intencionados. Me ayudaron con sus limitados recursos materiales y de conocimiento, pero la mitad que falto fue no dejarme la llave para llevarla al tornillo, allí si que era posible sacarla.
Con esta perspectiva de los dos radios rotos salí de Cifuncho, con la apremiante intención de cuidar la mecánica.
Aquí podéis ver y escuchar la salida de Cifuncho.
A la primera oportunidad metí la bici en una camioneta.
Solo habían hecho unos 10 km cuando cambie como compañero de viaje a la bici, por un pescador reconvertido a pescadero, y ella me cambió a mi por unos congrios. No eran largos como los de allá, pero bien dentados si que eran. No eran peces, ya se habían convertido en pescados.
Podéis verlo aquí.
No fue mal en Taltal. Se pudo sacar el piñón y poner los radios nuevos. El tema de la mecánica aquí es muy pintoresco. Por lo visto en Taltal no hay bicicleteria, pero el pescadero sabía quien lo podía reparar. Me llevó a un taller de coches, que por un no se si mal empleado concepto del respeto, no lo gravé en vídeo. El mecánico me dijo que si sabía hacer la reparación. No dudé de su palabra, sobre todo por que no lo conocía de nada. Era mecánico, sucio si que estaba, algo sabrá, pensé. No tenía ni idea de sacar el piñón, tuve que explicarles yo, mejor dicho enseñarles a hacerlo. Si les dejo la rueda y me largo me la desguazan, eso ya lo aprendí en Cohocram. Obviamente tampoco tenían el extractor, por eso lo llevo yo. No pesa mucho, y se que con el yo mismo puedo reparar en muchos sitios.
Quería desmontar todo el buje para sacar el piñón, igual que el de Cohocram, pero a estos se les veía con un poco más de sentido común. Tampoco tenía radios de repuesto, pusieron los que llevo yo.
El mecánico monto los radios y centro la rueda, aparte de poner dos herramientas, el torno de banco, y una llave fija o inglesa.
No cobró mucho si se mide en dinero, pero si se mide en conceptos filosóficos el precio ni es caro ni barato, es injuzgable.
Que un mecánico te cobre por una reparación que no sabe hacer, y es el cliente quien le esta enseñando a hacerla, no es ni caro ni barato es surrealista.
También salió bien o muy bien la “dormida” Sabia que era una ciudad, y ya venía mentalizado a dormir en cama, pero antes había que agotar las posibilidades de dormir sin pagar. No es solo el tema económico, es rentabilizar todo el esfuerzo que lleva mover una mudanza diaria. Si llevo un equipo de acampada, que no pesa poco, es para usarlo.
Pregunte a un señor para poner la carpa en su patio. Me mandó a unas cabañas que son de su propiedad para que acampara allí…
¡¡¡De película!!!
Una vista preciosa, los baños y la ducha de los empleados a mi disposición. Increíblemente limpios para lo que me han acostumbrado por aquí. También nevera, y hasta me dejaron una toalla limpia, a pesar de que no la pedí.
Son las Cabañas Caleta Hueso. Si el local de los empleados estaba como estaba de limpio, ordenado y servicial, puedo imaginarme como estarán las cabañas.
Tan cómodo estaba que al día siguiente, día 24 estaba dispuesto a quedar un día más con el pretexto de lavar la ropa. Les pregunte el precio, pues esto ya no era un favor, era uno de sus servicios. Cobraban por prenda, con lo que me saldría muy caro, después de esto decidí marcharme. Me sentía como un jeta si después de pedirles el precio, y rechazar el servicio, intentara seguir allí.
Volví tras mis pedaladas para conocer un poco Taltal. No me gusto nada su frente costero, casi diría que es lo más feo de la ciudad. No me suelen gustar el urbanismo chileno, para mi sorpresa si me gusto el núcleo urbano de Taltal, el parque, la montaña en medio de la ciudad. Me recordó a una de Francia que atravesé en la invernal transeuropea, eso si la sensación térmica era muy diferente.
Hasta pude usar la conexión de la biblioteca y poner una nota en la red.
Muy buena crónica...Feliz viaje!!!!!
ResponderEliminarAún no la he terminado de leer... Pero qué fotos.
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