NOTA PREELIMINAR: Despues de varios dias de trabajo, en Potosí y La Paz, para la publicación definitiva, más el trabajo previo a ella, publico esta crónica en la recepción del Hotel Torino, en La Paz el sábado 19 de octubre a 3.800 m. de altura.
Hay varios vídeos que espero seaan inétitos para ustedes, para ello he cambiado la manera de subirlos.
Acabo de lavarme los ojos con unas escasas y contadas gotas que reposaban en el fondo de uno de los botes de la bici.
Dicen que cuesta que ocurra algo por vez primera, pero una vez que ha ocurrido, las siguientes son más habituales. Para mi dicha la primera parte es correcta, pero para mi desgracia la segunda también.
Después de acampar el día previo a la llegada a María Elena sin agua, que fue la primera de mi única responsabilidad, la de Villavicencio no entra en este lote, hoy me ha vuelto a tocar.
El lunes 20 de mayo de 2013, se volvió a repetir.
Me temía que en los 90 Km. hasta Calama no iba a haber nada de nada, por lo que decidí como tantas veces buscar un lugar de acampada en ese momento en que el Sol desaparece por el horizonte. Este es el momento sensato para dejar de pedalear, y buscar un lugar que este razonablemente oculto de la ruta, y que tenga un aceptable suelo, si a eso se le puede añadir que este resguardado, mejor aun.
En Atacama esta búsqueda se simplifica respecto a otros lugares, no hay que buscar agua, ya se sabe donde esta, en los vehículos.
En los autos se puede conseguir algo para beber, y cocinar, pero para el aseo personal, y de la cocina, hace falta más y es muy improbable que este en un auto. Para eso hacen falta los camiones, y su depósito bajo el chasis donde llevan agua en proporción al tamaño del vehículo. No pasaron camiones, y no me quedó más remedio que asearme otra vez con las toallitas húmedas.
No me gustan. No se si dejan limpio mi cuerpo, es posible, no lo dudo, hasta es posible que sean buenas para la piel con todo ese mejunje en el que están impregnadas. Lo que si se es que a mi cuerpo le gusta el agua del tiempo, y si es del tiempo frío aun mejor. El agua fría es recuperante, una ducha fría después de un trabajo físico es media recuperación. Me gusta sentir como mi cuerpo se refresca, y como va entrando en calor con los ejercicios de estiramiento posteriores, con el pijama “limpio” y seco que me pongo, y con el agradable tacto de un saco de pluma. Es todo un ritual de “vuelta al hogar” que a veces, las menos lamentablemente, se acompaña de una cerveza, una, no unas. Son una suma de pequeñas cosas que dicen dan la felicidad, y se que si las toallitas húmedas están por el medio se chafa todo el ritual.
No me gustan las toallitas húmedas por lo que intento evitarlas siempre que puedo, generalmente lo consigo. Ayer no.
No pasaron camiones pero si autos. Gracias a ellos no pase demasiadas sed.
En la tarde de ayer me dieron casi un litro de una conocida gaseosa gringa, que no se llama Coco Culo, pero el nombre se parece. Esta mañana casi un litro de zumo Watts, lo conozco, ¡muy bueno!. No estuvo mal el cambio, pero a cambio he tenido que asearme con unas gotas de agua, gotas contadas que reposaban en el fondo de un terminado bote de la bici. Gotas que pasaron a lavarme y refrescarme los ojos, mis ojos somnolientos.
Martes 21
A pesar de haber transitado la recta más grande de mi vida con éxito, y llegar a la curva.
A pesar de haber acampado con agua, no mucha pero si la suficiente para haberme lavado.
A pesar de que las estacas clavaron en un lugar horrible para acampar.
A pesar de mantener la ecuanimidad ante el alto porcentaje de conductores chilenos, que o son insolidarios o simplemente tontos rehuevones, a pesar del porcentaje de esos que además también son hipócritas.
A pesar del resto de conductores que me han permitido terminar la etapa, lavarme, y preparar cena y desayuno, eso de cocinar la cena…???
A pesar de esos conductores generosos que cuando no tenían agua me han dado cerveza o zumo.
A pesar de la cerveza que me estoy tomando refrigerada con la técnica del botijo improvisado, el cual funciono a la perfeción.
A pesar de todo eso estoy cabreado, y lo estoy porque no tenía que ocurrir ninguna de esas cosas relacionadas con la acampada, por que no tenía que haber ninguna acampada. Ya se repite y me desagrada en grado sumo.
Según la guía Copec, Calama esta a 2250 m. de altura. María Elena a 1.300 m. Según esos datos, y lo que subí ayer hoy tendría que haber llegado a Calama. Por lo menos a Chuquicamata. (Este enlace es muy completo)
Estoy acampado, tirado de mala manera en medio de la nada, el Kateye marca 2745 m., y nunca me ha dado motivos para desconfiar de su precisión, teniendo en cuenta que mide por la presión atmosférica. Me he “comido” más de 1.100 m. de desnivel
Calculo haber recorrido unos 25 km, cuando para el tiempo que estuve pedaleando debiera de ser el doble, y estar en Calama.
Es la aventura si, pero yo no me preparé para esta. Yo me preparé para la aventura en un escenario natural, no en la jungla social. Igual que aquel que no mandó sus naves a luchar contra los elementos, yo no vine aquí a cartografiar Chile.
No me gusta la I.C.R Indiosincracia Chilena Repetitiva, pero tampoco la I.C.E., la Imprecisión Comunicativa Estafante. Me siento estafado por la Copec. Pagar por una información incorrecta, es como pagar por una lavadora que no lava, ¿O no?
Miercoles 22
Esta fresquito según el Kateye. Cuando he llegado a la carpa, y lo he visto marcar 6º C me ha sorprendido. He venido caminando del centro de Calama al camping Extración, curioso nombre, a buen paso, y eso ha hecho que no notara el frío.
Tengo que rectificar en mi juicio sobre la guia Copec de ayer. Aunque mi altímetro Kateye no marcò la misma altura que la guía, la diferencia es asumible, por lo que mi crítica al mapa de esa guía es aun más beligerante. ¿Cómo es posible que la carretera suba a un paso de 3.000 m. y ni si quiera haya la mas mínima mención?
Antofagasta es la II región, aunque podría rebautizarse como la región de las pendientes. Hoy he terminado de subir el puerto, que como tantas veces era anónimo, he hecho solo 2 km en él. Han sido todos ellos en 24x36, apretando pedales y haciendo eses de extremo a extremo de la carretera. No se exactamente cuanto desnivel he subido, pero he hecho 14`32`` y 14`11`` en los dos respectivos kilómetros. Eso es ir muy despacio, y significa subir mucha altura.
Vídeo coronando la subida.
La llegada a Calama ha sido por una carretera, autopista magnífica. Como siempre ocurre, lo que no hace que lo comprenda, una vez dentro de la ciudad, el piso malísimo. Si aplicamos el principio de que la carretera es para los coches, y la ciudad para las personas, este caso puede dar una idea del aprecio personal hacia los ciudadanos, hacia las personas que los propios residentes tienen hacia si mismos.
Calama tiene algo especial que siento poco a Chile. En Caldera una informadora de turismo me dijo que no era interesante, que solo era una ciudad minera. Ahora yo estoy en ella, y la juzgo por mi mismo. Percibo en ella una onda cultural y artística que en pocos sitios en Chile he sentido. Murales, grafitis, pinturas callejeras, y lo nunca visto por mi en Chile. He visto libros a la venta detrás de un cristal, una tienda con escaparate que vendía libros, y lo más increíble aún…
¡¡¡He visto dos!!!
Vídeo de salida I
Video de salida II
Video de salida III
Hay varios vídeos que espero seaan inétitos para ustedes, para ello he cambiado la manera de subirlos.
Acabo de lavarme los ojos con unas escasas y contadas gotas que reposaban en el fondo de uno de los botes de la bici.
Dicen que cuesta que ocurra algo por vez primera, pero una vez que ha ocurrido, las siguientes son más habituales. Para mi dicha la primera parte es correcta, pero para mi desgracia la segunda también.
Después de acampar el día previo a la llegada a María Elena sin agua, que fue la primera de mi única responsabilidad, la de Villavicencio no entra en este lote, hoy me ha vuelto a tocar.
El lunes 20 de mayo de 2013, se volvió a repetir.
Me temía que en los 90 Km. hasta Calama no iba a haber nada de nada, por lo que decidí como tantas veces buscar un lugar de acampada en ese momento en que el Sol desaparece por el horizonte. Este es el momento sensato para dejar de pedalear, y buscar un lugar que este razonablemente oculto de la ruta, y que tenga un aceptable suelo, si a eso se le puede añadir que este resguardado, mejor aun.
En Atacama esta búsqueda se simplifica respecto a otros lugares, no hay que buscar agua, ya se sabe donde esta, en los vehículos.
En los autos se puede conseguir algo para beber, y cocinar, pero para el aseo personal, y de la cocina, hace falta más y es muy improbable que este en un auto. Para eso hacen falta los camiones, y su depósito bajo el chasis donde llevan agua en proporción al tamaño del vehículo. No pasaron camiones, y no me quedó más remedio que asearme otra vez con las toallitas húmedas.
No me gustan. No se si dejan limpio mi cuerpo, es posible, no lo dudo, hasta es posible que sean buenas para la piel con todo ese mejunje en el que están impregnadas. Lo que si se es que a mi cuerpo le gusta el agua del tiempo, y si es del tiempo frío aun mejor. El agua fría es recuperante, una ducha fría después de un trabajo físico es media recuperación. Me gusta sentir como mi cuerpo se refresca, y como va entrando en calor con los ejercicios de estiramiento posteriores, con el pijama “limpio” y seco que me pongo, y con el agradable tacto de un saco de pluma. Es todo un ritual de “vuelta al hogar” que a veces, las menos lamentablemente, se acompaña de una cerveza, una, no unas. Son una suma de pequeñas cosas que dicen dan la felicidad, y se que si las toallitas húmedas están por el medio se chafa todo el ritual.
No me gustan las toallitas húmedas por lo que intento evitarlas siempre que puedo, generalmente lo consigo. Ayer no.
No pasaron camiones pero si autos. Gracias a ellos no pase demasiadas sed.
En la tarde de ayer me dieron casi un litro de una conocida gaseosa gringa, que no se llama Coco Culo, pero el nombre se parece. Esta mañana casi un litro de zumo Watts, lo conozco, ¡muy bueno!. No estuvo mal el cambio, pero a cambio he tenido que asearme con unas gotas de agua, gotas contadas que reposaban en el fondo de un terminado bote de la bici. Gotas que pasaron a lavarme y refrescarme los ojos, mis ojos somnolientos.
Esta es una acampada típica en la zona salitrera del Desierto de Atacama, nada de vida, ni animal ni vegetal, tierra y polvo compactado por la sal. Aunque haya desnivel, casi no hay relieve, es una llanura que puede resultar desesperante. |
Martes 21
A pesar de haber transitado la recta más grande de mi vida con éxito, y llegar a la curva.
A pesar de haber acampado con agua, no mucha pero si la suficiente para haberme lavado.
A pesar de que las estacas clavaron en un lugar horrible para acampar.
A pesar de mantener la ecuanimidad ante el alto porcentaje de conductores chilenos, que o son insolidarios o simplemente tontos rehuevones, a pesar del porcentaje de esos que además también son hipócritas.
A pesar del resto de conductores que me han permitido terminar la etapa, lavarme, y preparar cena y desayuno, eso de cocinar la cena…???
A pesar de esos conductores generosos que cuando no tenían agua me han dado cerveza o zumo.
A pesar de la cerveza que me estoy tomando refrigerada con la técnica del botijo improvisado, el cual funciono a la perfeción.
A pesar de todo eso estoy cabreado, y lo estoy porque no tenía que ocurrir ninguna de esas cosas relacionadas con la acampada, por que no tenía que haber ninguna acampada. Ya se repite y me desagrada en grado sumo.
Según la guía Copec, Calama esta a 2250 m. de altura. María Elena a 1.300 m. Según esos datos, y lo que subí ayer hoy tendría que haber llegado a Calama. Por lo menos a Chuquicamata. (Este enlace es muy completo)
Estoy acampado, tirado de mala manera en medio de la nada, el Kateye marca 2745 m., y nunca me ha dado motivos para desconfiar de su precisión, teniendo en cuenta que mide por la presión atmosférica. Me he “comido” más de 1.100 m. de desnivel
Calculo haber recorrido unos 25 km, cuando para el tiempo que estuve pedaleando debiera de ser el doble, y estar en Calama.
Es la aventura si, pero yo no me preparé para esta. Yo me preparé para la aventura en un escenario natural, no en la jungla social. Igual que aquel que no mandó sus naves a luchar contra los elementos, yo no vine aquí a cartografiar Chile.
No me gusta la I.C.R Indiosincracia Chilena Repetitiva, pero tampoco la I.C.E., la Imprecisión Comunicativa Estafante. Me siento estafado por la Copec. Pagar por una información incorrecta, es como pagar por una lavadora que no lava, ¿O no?
Tecnica del botijo improvisada. Un simple trapo mojado, mientras se evapora y se seca, enfria el interior del mismo, si se envuelve con el una lata de cerveza la enfria. Una braga de cuello cumple perfectamente esta funcion, entre otras, y si ademas tiene la bandera argentina da más solemnidad al evento gastronómico licuado. El "artilugio" es una deferencia de Orviz |
Miercoles 22
Esta fresquito según el Kateye. Cuando he llegado a la carpa, y lo he visto marcar 6º C me ha sorprendido. He venido caminando del centro de Calama al camping Extración, curioso nombre, a buen paso, y eso ha hecho que no notara el frío.
Tengo que rectificar en mi juicio sobre la guia Copec de ayer. Aunque mi altímetro Kateye no marcò la misma altura que la guía, la diferencia es asumible, por lo que mi crítica al mapa de esa guía es aun más beligerante. ¿Cómo es posible que la carretera suba a un paso de 3.000 m. y ni si quiera haya la mas mínima mención?
Antofagasta es la II región, aunque podría rebautizarse como la región de las pendientes. Hoy he terminado de subir el puerto, que como tantas veces era anónimo, he hecho solo 2 km en él. Han sido todos ellos en 24x36, apretando pedales y haciendo eses de extremo a extremo de la carretera. No se exactamente cuanto desnivel he subido, pero he hecho 14`32`` y 14`11`` en los dos respectivos kilómetros. Eso es ir muy despacio, y significa subir mucha altura.
Vídeo coronando la subida.
La llegada a Calama ha sido por una carretera, autopista magnífica. Como siempre ocurre, lo que no hace que lo comprenda, una vez dentro de la ciudad, el piso malísimo. Si aplicamos el principio de que la carretera es para los coches, y la ciudad para las personas, este caso puede dar una idea del aprecio personal hacia los ciudadanos, hacia las personas que los propios residentes tienen hacia si mismos.
Calama tiene algo especial que siento poco a Chile. En Caldera una informadora de turismo me dijo que no era interesante, que solo era una ciudad minera. Ahora yo estoy en ella, y la juzgo por mi mismo. Percibo en ella una onda cultural y artística que en pocos sitios en Chile he sentido. Murales, grafitis, pinturas callejeras, y lo nunca visto por mi en Chile. He visto libros a la venta detrás de un cristal, una tienda con escaparate que vendía libros, y lo más increíble aún…
¡¡¡He visto dos!!!
Vídeo de salida I
Video de salida II
Video de salida III
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