Hoy es domingo, puede que valla a misa en el día del señor, aunque no es imposible si es improbable.
Es posible que hoy continúe viaje en bici, y aunque no es imposible también es improbable.
Estoy en un camping de precio razonable, con un servicio acorde con el precio para lo que es Chile. Pago 4 Lucas, unos 6 euros y poco, pero lo más importante es que estoy a gusto. No he tenido demasiados problemas con los perros, solo, me han meado la carpa 2 veces. He estado solo hasta ayer en que llegaron dos furgonetas una suiza y su homónima alemana, y acto seguido llegó una pareja de ciclo-viajeros austriacos, estos. De estar solo, a pasar a una mini-multitud. Ellos llegaron y yo me largue a confraternizar con los nativos.
Cuando pase por Caldera me dijo la chica de información turística que en Calama no había nada interesante, que solo era una ciudad minera muy reciente.
Para lo que he yo he visto aquí, y sobre todo vivido, se equivoco y sin matices, llamo blanco a lo que es negro. Esta es la grandeza de vivir y experimentar las cosas por uno mismo, incluso hasta el punto de visitar un sitio para llegar a la conclusión de que no merece la pena. Vivir la vida por uno mismo, no por los sentidos de los demás.
Calama ha sido el único lugar con un cierto tamaño de población en todo Chile, que he visto, y sobre todo sentido, un tipo de inquietud social con la que me siento identificado, y dentro de la cual estoy cómodo. Es cierto que aquí también hay bandidos trans-mostrador, engaña extranjeros, que de esos hay en todo Chile. Para ellos es éticamente “licito” su comportamiento pues como me dijo en chileno con el que compartí viaje de Santiago a España hace años, “En Chile si jodemos a un huevòn, somos más listos” Para ellos todos los que no sabemos sobre los manejos de su país, somos tontos, huevones, por tanto es “licito” aprovecharse de ellos, o sea de nosotros.
Ellos se creen que somos tontos por no saber, pero yo afirmo eso de “Bienaventurado el que enseña al que no sabe”. Este enorme porcentaje de bandidos engañadores trans-mostrador no existe en Europa, también los hay por supuesto, de hecho hay uno en Aviles que vende bicis que tela con el. También existen pero en menor proporción, pero curiosamente lo que no hay es la cantidad enorme de santos de todo tipo adornando las carreteras. Ya se sabe, a Dios rogando y con el mazo dando.
En Calama hay un atractivo que no pasa desapercibido, pero que no se le da la relevancia que realmente tiene, me refiero a la visita a la mina de Chuquicamata. Es una visita gratuita con transporte incluido. Los de Codelco le llevan a uno desde Calama hasta la mina y lo vuelven a traer en un autobús bien acondicionado. Le dan una charla en la biblioteca, magnifico ejemplo de decoración a base de pino Oregón, supongo que como el que desapareció de los techos de Pedro de Valdivía
Vídeo de la biblioteca:
Vídeo de la plaza:
La mina es simple y llanamente impresionante. El agujero tiene unos 6 x 4 km en su superficie que bajan hasta unos 1.200 m. más abajo. Es impresionante el hecho de pensar que eso lo haya hecho el hombre.
La foto que adjunto es una muy convincente demostración.
Esta foto esta compuesta por un total de unas 60 fotos pegadas. El pegado no esta muy bien, es lo que pasa si las fotos no están bien hechas para que encajen unas en otras, la maquina no hace milagros. Se podría mejorar encajando manualmente una por una, pero a parte de un trabajo de chinos, no garantiza que quede bien. Otro inconveniente es el enorme peso del archivo final, proporcional al de la suma de las 60 fotos iniciales, pero la gran ventaja es que permite una ampliación final enorme, también proporcinal al la suma de las 60 iniciales. Si estas tienen 30 x 45, es facil darse cuenta del tamaño final que se puede obtener, algo menos de 8 m. cuadrados, segun los margenes que se dejen.
Han pasado unas cuantas horas desde el anterior escrito, exactamente el día entero. Ya es de noche y hace frío, la pasada bajo a -0,3º C, según el termómetro del suizo. Yo no pude ver el mío, pero lo sentí de lo lindo a las 08:00 en mis manos, cuando regresaba al camping de confraternizar con los y las nativas.
Vídeo reflexiones y reparación de las botas:
Surrealista, ABSOLUTAMENTE SURREALISTA, fue el día de ayer, el último día en Calama. Antes de ayer me di palabra a mí, y a mi entorno Calameño de que mañana salgo de Calama, continuo el viaje, y así fue. Ayer miércoles 28 de mayo conseguí reemprender viaje.
En esta parte del año, con el cambio horario, entre las 18:30 y 19:00 ya es de noche cerrada, dependiendo de si el avance es hacia el Oeste, o en otro sentido. También influye en esto si esta despejado o nublado.
Con esta perspectiva a las 18:10 estaba saliendo de camping. Sabía que iba derecho a la obscuridad, no sabía donde acamparía, suponía que en medio del desierto y sin agua, aun así decidí salir. Podía quedarme en el camping una noche más, y salir por la mañana, pero no lo hice, ¿Por qué? La respuesta es para mi muy simple, y tiene que ver con mis limitaciones, mi déficit de atención, que se manifiesta de manera suprema en el momento de levantar un campamento, el de ayer especialmente.
En estos 6 días en Calama he hecho un montón de labores de mantenimiento del equipo. Eso ha supuesto en algunos casos sacar todas, absolutamente todas las cosas de algunas bolsas, por ejemplo lavé las tres bolsas de fotografía. En la nodriza llevo, aparte de un cuerpo , 4 objetivos más, flash, tubos de extensión, duplicador 2x, un montón de pequeños accesorios fotográficos, y de uso personal frecuente durante el pedaleo. Recoger todo esto es un trabajo extra que no hay que hacer ningún día, pero después de tantos días en el desierto, sin agua para lavar, y escasa para el aseo personal, en algunas acampadas inexistente, incluso para cocinar, ir ensuciando día a día todo el equipo, y el hecho de tener un lavadero cerca hizo que lavara a mano un montón de cosas. Todo eso influyo en la hora de salida.
Esta es la descripción del lavado de la bolsa de fotografía, pero podría aplicarse, con pocos matices, a la última, eso espero, reparación de la botas, maya, lavado de ropa y calzado, lavado de carpa, que por cierto esta rompiendo la cremallera, he hecho una profunda reforma en el manillar intentando acabar con los dolores en las manos, además he añadido un “invento” para mejorar el funcionamiento del freno de mano. También he hecho unas correas para la mochila con hebilla de cierre fácil, y evitar tener que hacer cuatro nudos cada vez que coloco la carpa y la esterilla en ella. La bolsa de la carpa, y de la cocina también las he reparado, tenían bastantes agujeros pequeños. Pequeños trabajos como instalar unos pequeños tiradores de cremallera, los cuales facilitan el uso de la misma, y coser unos lazos en la toalla para poder tenderla estirada y que se seque antes, completan la lista de tareas de mantenimiento y mejora.
Para realizar todas estas tareas tengo que sacar multitud de pequeñas cosas guardadas en los más recónditos lugares de mis equipajes. Cosas que se sacan y no se guardan en el momento para posteriores usos, recogida que se va acumulando para el final, para el último día.
Ayer a media mañana, posiblemente antes de la 11:00 salieron a la ruta la pareja de austriacos. Es cierto que eran dos y pueden distribuir tareas, pero es mas cierto que saliendo los dos el mismo día, ellos lo hicieron 7 horas antes que yo, y eso es un lastre que llevo siempre, haya o no limpieza masiva como hoy.
Las razones son múltiples, pero por encima de todas, reina y gobierna sobre las demás mi dificultad para mantener la concentración en una tarea hasta terminarla, y empezar con otra. Me canso rápido, y tengo que descansar haciendo otra distinta, con lo cual estoy haciendo varias a la vez y al final estoy metido en una especia de caos.
Se por la experiencia que recoger un campamento me agota, quizá por ello hago como el perro al que llevan a lavar. El perro sabe que no se puede librar de la ducha, pero avanza de mala gana, intentando engaños para evitar el baño que nunca dan resultado. Hay tareas que hago frecuentemente para llevarlas al día y que forman parte de un proyecto que transciende el mero viaje en bici, pero hay otras, entre las que se incluyen cantidad de mejoras en el equipo, y que hago por las mañanas antes de levantar el campamento. Estas tareas las siento como una especia de engaño, de disculpa para no enfrentarme con la cruda realidad de levantar un campamento.
Sin ningún género de dudas esta es mi mayor limitación viajando en bici, y también tengo muy claro que tiene mucha relación con la bipolaridad, por ello una de tantas situaciones que justifican el proyecto, este proyecto
A las 18:10 comencé a pedalear, no era muy sensato, pero peor era quedarse. Iba a la aventura, la esencia de la aventura por la falta de información. No sabía donde acamparía, ni menos las condiciones. De noche no sirve una linterna frontal para ver un buen suelo para acampar. La ruta perecía estar en buen estado, no había que preocuparse por los “cráteres ruteros”, solo con seguir la línea de la ruta, y de los indeseables que vienen de frente con las largas, y que no las quitan por mucho que les hagas señas, ni poniéndose delante del auto, en este caso encima de la luz te pitan.
Ayer probé a poner una visera por la noche para evitar el deslumbramiento, y es uno de los descubrimientos del viaje... ¡¡¡Es altamente eficaz!!!
Después del cruce para la mina Radomiro Tomic el trafico disminuyo sensiblemente, esto unido a la bonanza de la ruta, “rapidilla”, hizo que decidiera continuar hasta Chiu-Chiu. Este era el final de etapa en caso de salir a una hora razonable, llegue a el saliendo a una hora intempestiva por que de noche solo se avanza. No se pierde tiempo en ningun tipo de parada, además se pedalea con más ahínco.
Llegue razonablemente rápido, hice una media “real”, contando las paradas de unos 10 km/hora. Paré a abrigarme, cosa que fue un gran acierto. Desde que salí no dejo de bajar la temperatura. La vestimenta invernal es como el agua, igual que hay que beber antes de tener sed, hay que abrigarse antes de tener frío, esto lo aprendí bien en la Invernal Transeuropea. Cuando vi que bajo de los 10º C, pare y puse ropa en condiciones, el Kateye llegó a marcar una mínima de 3º C.
Parece surrealista que, haciéndolo todo al revés de lo que manda la lógica ciclo-viajera, se llegue al mismo sitio, pero además hubo premio.
Nada más llegar a Chiu-Chiu, a la primera persona a la que le pregunté por un sitio para acampar, me invitó a su casa. No es donde vive ella y su familia, es una anexa no habitada, esta muy bien, pero casi desamueblada.
Es posible que hoy continúe viaje en bici, y aunque no es imposible también es improbable.
Estoy en un camping de precio razonable, con un servicio acorde con el precio para lo que es Chile. Pago 4 Lucas, unos 6 euros y poco, pero lo más importante es que estoy a gusto. No he tenido demasiados problemas con los perros, solo, me han meado la carpa 2 veces. He estado solo hasta ayer en que llegaron dos furgonetas una suiza y su homónima alemana, y acto seguido llegó una pareja de ciclo-viajeros austriacos, estos. De estar solo, a pasar a una mini-multitud. Ellos llegaron y yo me largue a confraternizar con los nativos.
Cuando pase por Caldera me dijo la chica de información turística que en Calama no había nada interesante, que solo era una ciudad minera muy reciente.
Para lo que he yo he visto aquí, y sobre todo vivido, se equivoco y sin matices, llamo blanco a lo que es negro. Esta es la grandeza de vivir y experimentar las cosas por uno mismo, incluso hasta el punto de visitar un sitio para llegar a la conclusión de que no merece la pena. Vivir la vida por uno mismo, no por los sentidos de los demás.
Calama ha sido el único lugar con un cierto tamaño de población en todo Chile, que he visto, y sobre todo sentido, un tipo de inquietud social con la que me siento identificado, y dentro de la cual estoy cómodo. Es cierto que aquí también hay bandidos trans-mostrador, engaña extranjeros, que de esos hay en todo Chile. Para ellos es éticamente “licito” su comportamiento pues como me dijo en chileno con el que compartí viaje de Santiago a España hace años, “En Chile si jodemos a un huevòn, somos más listos” Para ellos todos los que no sabemos sobre los manejos de su país, somos tontos, huevones, por tanto es “licito” aprovecharse de ellos, o sea de nosotros.
Ellos se creen que somos tontos por no saber, pero yo afirmo eso de “Bienaventurado el que enseña al que no sabe”. Este enorme porcentaje de bandidos engañadores trans-mostrador no existe en Europa, también los hay por supuesto, de hecho hay uno en Aviles que vende bicis que tela con el. También existen pero en menor proporción, pero curiosamente lo que no hay es la cantidad enorme de santos de todo tipo adornando las carreteras. Ya se sabe, a Dios rogando y con el mazo dando.
En Calama hay un atractivo que no pasa desapercibido, pero que no se le da la relevancia que realmente tiene, me refiero a la visita a la mina de Chuquicamata. Es una visita gratuita con transporte incluido. Los de Codelco le llevan a uno desde Calama hasta la mina y lo vuelven a traer en un autobús bien acondicionado. Le dan una charla en la biblioteca, magnifico ejemplo de decoración a base de pino Oregón, supongo que como el que desapareció de los techos de Pedro de Valdivía
Vídeo de la biblioteca:
Vídeo de la plaza:
La mina es simple y llanamente impresionante. El agujero tiene unos 6 x 4 km en su superficie que bajan hasta unos 1.200 m. más abajo. Es impresionante el hecho de pensar que eso lo haya hecho el hombre.
La foto que adjunto es una muy convincente demostración.
Esta foto esta compuesta por un total de unas 60 fotos pegadas. El pegado no esta muy bien, es lo que pasa si las fotos no están bien hechas para que encajen unas en otras, la maquina no hace milagros. Se podría mejorar encajando manualmente una por una, pero a parte de un trabajo de chinos, no garantiza que quede bien. Otro inconveniente es el enorme peso del archivo final, proporcional al de la suma de las 60 fotos iniciales, pero la gran ventaja es que permite una ampliación final enorme, también proporcinal al la suma de las 60 iniciales. Si estas tienen 30 x 45, es facil darse cuenta del tamaño final que se puede obtener, algo menos de 8 m. cuadrados, segun los margenes que se dejen.
Una de las mayores mentiras de la historia es esa de "Querer es poder", es una gran mentira pues nunca se dice la premisa previa, "El imposible existe". Despues de dos semanas intentando subir el macro pegado de Chuquicamata de unas 60 fotos, despues de hacer todos los viricuetos que se me han ocurrido, para conseguiur subirla a esta plataforma, todos pasaron por bajarla de peso, tiro la toalla, no me parece inteligente seguir más tiempo aqui atascado. La foto que veis es un pegado de 9 fotos, primero pegue 4, luego 5, y despues pegué los dos pegados. No obstante la ampliacion y el detalle es el mismo que el del macro-pegado, la diferencia es que aqui solo se ve una parte de la vista que hay desde el mirador. La distancia hasta los camiones y la grua ronda los 5 ó 6 km. Vïdeo de la mina: Vídeo del camión minero: Vídeo del tren con cobre: |
Han pasado unas cuantas horas desde el anterior escrito, exactamente el día entero. Ya es de noche y hace frío, la pasada bajo a -0,3º C, según el termómetro del suizo. Yo no pude ver el mío, pero lo sentí de lo lindo a las 08:00 en mis manos, cuando regresaba al camping de confraternizar con los y las nativas.
Vídeo reflexiones y reparación de las botas:
Surrealista, ABSOLUTAMENTE SURREALISTA, fue el día de ayer, el último día en Calama. Antes de ayer me di palabra a mí, y a mi entorno Calameño de que mañana salgo de Calama, continuo el viaje, y así fue. Ayer miércoles 28 de mayo conseguí reemprender viaje.
En esta parte del año, con el cambio horario, entre las 18:30 y 19:00 ya es de noche cerrada, dependiendo de si el avance es hacia el Oeste, o en otro sentido. También influye en esto si esta despejado o nublado.
Con esta perspectiva a las 18:10 estaba saliendo de camping. Sabía que iba derecho a la obscuridad, no sabía donde acamparía, suponía que en medio del desierto y sin agua, aun así decidí salir. Podía quedarme en el camping una noche más, y salir por la mañana, pero no lo hice, ¿Por qué? La respuesta es para mi muy simple, y tiene que ver con mis limitaciones, mi déficit de atención, que se manifiesta de manera suprema en el momento de levantar un campamento, el de ayer especialmente.
En estos 6 días en Calama he hecho un montón de labores de mantenimiento del equipo. Eso ha supuesto en algunos casos sacar todas, absolutamente todas las cosas de algunas bolsas, por ejemplo lavé las tres bolsas de fotografía. En la nodriza llevo, aparte de un cuerpo , 4 objetivos más, flash, tubos de extensión, duplicador 2x, un montón de pequeños accesorios fotográficos, y de uso personal frecuente durante el pedaleo. Recoger todo esto es un trabajo extra que no hay que hacer ningún día, pero después de tantos días en el desierto, sin agua para lavar, y escasa para el aseo personal, en algunas acampadas inexistente, incluso para cocinar, ir ensuciando día a día todo el equipo, y el hecho de tener un lavadero cerca hizo que lavara a mano un montón de cosas. Todo eso influyo en la hora de salida.
Esta es la descripción del lavado de la bolsa de fotografía, pero podría aplicarse, con pocos matices, a la última, eso espero, reparación de la botas, maya, lavado de ropa y calzado, lavado de carpa, que por cierto esta rompiendo la cremallera, he hecho una profunda reforma en el manillar intentando acabar con los dolores en las manos, además he añadido un “invento” para mejorar el funcionamiento del freno de mano. También he hecho unas correas para la mochila con hebilla de cierre fácil, y evitar tener que hacer cuatro nudos cada vez que coloco la carpa y la esterilla en ella. La bolsa de la carpa, y de la cocina también las he reparado, tenían bastantes agujeros pequeños. Pequeños trabajos como instalar unos pequeños tiradores de cremallera, los cuales facilitan el uso de la misma, y coser unos lazos en la toalla para poder tenderla estirada y que se seque antes, completan la lista de tareas de mantenimiento y mejora.
Para realizar todas estas tareas tengo que sacar multitud de pequeñas cosas guardadas en los más recónditos lugares de mis equipajes. Cosas que se sacan y no se guardan en el momento para posteriores usos, recogida que se va acumulando para el final, para el último día.
Ayer a media mañana, posiblemente antes de la 11:00 salieron a la ruta la pareja de austriacos. Es cierto que eran dos y pueden distribuir tareas, pero es mas cierto que saliendo los dos el mismo día, ellos lo hicieron 7 horas antes que yo, y eso es un lastre que llevo siempre, haya o no limpieza masiva como hoy.
Las razones son múltiples, pero por encima de todas, reina y gobierna sobre las demás mi dificultad para mantener la concentración en una tarea hasta terminarla, y empezar con otra. Me canso rápido, y tengo que descansar haciendo otra distinta, con lo cual estoy haciendo varias a la vez y al final estoy metido en una especia de caos.
Se por la experiencia que recoger un campamento me agota, quizá por ello hago como el perro al que llevan a lavar. El perro sabe que no se puede librar de la ducha, pero avanza de mala gana, intentando engaños para evitar el baño que nunca dan resultado. Hay tareas que hago frecuentemente para llevarlas al día y que forman parte de un proyecto que transciende el mero viaje en bici, pero hay otras, entre las que se incluyen cantidad de mejoras en el equipo, y que hago por las mañanas antes de levantar el campamento. Estas tareas las siento como una especia de engaño, de disculpa para no enfrentarme con la cruda realidad de levantar un campamento.
Sin ningún género de dudas esta es mi mayor limitación viajando en bici, y también tengo muy claro que tiene mucha relación con la bipolaridad, por ello una de tantas situaciones que justifican el proyecto, este proyecto
A las 18:10 comencé a pedalear, no era muy sensato, pero peor era quedarse. Iba a la aventura, la esencia de la aventura por la falta de información. No sabía donde acamparía, ni menos las condiciones. De noche no sirve una linterna frontal para ver un buen suelo para acampar. La ruta perecía estar en buen estado, no había que preocuparse por los “cráteres ruteros”, solo con seguir la línea de la ruta, y de los indeseables que vienen de frente con las largas, y que no las quitan por mucho que les hagas señas, ni poniéndose delante del auto, en este caso encima de la luz te pitan.
Ayer probé a poner una visera por la noche para evitar el deslumbramiento, y es uno de los descubrimientos del viaje... ¡¡¡Es altamente eficaz!!!
Después del cruce para la mina Radomiro Tomic el trafico disminuyo sensiblemente, esto unido a la bonanza de la ruta, “rapidilla”, hizo que decidiera continuar hasta Chiu-Chiu. Este era el final de etapa en caso de salir a una hora razonable, llegue a el saliendo a una hora intempestiva por que de noche solo se avanza. No se pierde tiempo en ningun tipo de parada, además se pedalea con más ahínco.
Llegue razonablemente rápido, hice una media “real”, contando las paradas de unos 10 km/hora. Paré a abrigarme, cosa que fue un gran acierto. Desde que salí no dejo de bajar la temperatura. La vestimenta invernal es como el agua, igual que hay que beber antes de tener sed, hay que abrigarse antes de tener frío, esto lo aprendí bien en la Invernal Transeuropea. Cuando vi que bajo de los 10º C, pare y puse ropa en condiciones, el Kateye llegó a marcar una mínima de 3º C.
Parece surrealista que, haciéndolo todo al revés de lo que manda la lógica ciclo-viajera, se llegue al mismo sitio, pero además hubo premio.
Nada más llegar a Chiu-Chiu, a la primera persona a la que le pregunté por un sitio para acampar, me invitó a su casa. No es donde vive ella y su familia, es una anexa no habitada, esta muy bien, pero casi desamueblada.
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